martes, 5 de junio de 2007

Una espina en mi cabeza

Ayer desperté con una espina en la cabeza. No me provocaba dolor, sino que sólo me hacia pensar el por qué de aquella sensación. Estaba allí y era inevitable. Todo el día me sentí raro. Como un zombie caminando por inercia hacia direcciones que no recuerdo. Algo sucedía y no podía saber qué.
Me senté a comer una manzana al medio de la alameda cuando comencé a recordar algo que quizás resolvería mi enigma.
Era verano de 1996. El calor quemante y seco del mes de enero empapaba mi polera. Recuerdo que desperté al mediodía con la imagen de una nueva adquisición en mi cabeza. Era el mejor Caballero del Zodiaco que me había comprado. Shun de Andrómeda. Le había puesto sus cadenas y estaba listo para la acción en cualquier momento. Me levante rápidamente dispuesto a armar mi imperio e inaugurar mi preciado tesoro. Busqué. Desordené. Armé. Estaba todo listo para comenzar con la épica batalla donde Shun sería el vencedor. Pero algo sucedió.
No se cómo ni por qué, pero vi todos a mis juguetes repartidos por la pieza y no se me ocurrió nada que hacer. Eran solo piezas plásticas mal hechas. Ya no tenían movilidad propia, sino que tenia que hacer un absurdo movimiento tosco para que uno golpeara a otro. Ya no servía. En mi cabeza algo se había ido. En ese momento me dije "se fue mi niñez", mientras una sensación extraña rondaba mi cabeza. Como un bloqueo mental. Como una espina en el cerebro que me angustiaba.


Eso pensaba mientras comía mi manzana. Sentado, tranquilo en aquella plaza de La Alameda. Entonces comprendí que algo de mi se había ido. Aun no se qué será pero puede ser que el dolor de aquella espina sea el detonante interno que tengo para cerrar una etapa y comenzar otra. Debe ser que la Universidad ya está siendo parte del pasado y cobra poco a poco el mismo sentido que aquellos muñecos plásticos que luchan sin movilidad propia.

En esa plaza ayer por la tarde algo se fue de mi y sólo una melodía vino a mi mente:

"That we don't even care as restless as we are
We feel the pull in the land of a thousand guilts

And poured cement, lamented and assured
To the lights and towns below
Faster than the speed of sound

Faster than we thought we'd go

Beneath the sound of hope"



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