domingo, 2 de marzo de 2008

DosmilochO




Partí el año como las weas. A las 10 de la mañana del primero de enero estaba apoyado en un árbol con mi chaqueta llena de sangre y la nariz rota. Uno de esos especímines que encuentran que todo gira al alrededor de su adiccion a drogas-basuras me pegó una patada directo en la cara cuando intenté salvar mis lentes de sol. Hace unos 5 minutos brindabamos juntos en una plaza con aquel desconocido. Que iba a saber yo que el hombre tenia la mente llena pasta base y que se iba a comenzar a perseguir por unos llamados telefónicos que conteste mientras el me miraba asustado, palido y con los ojos desorbitados. Culpa mia también. Nadie me obligó lo suficiente para terminar la noche de año nuevo en una plaza plagada de raras especies en Recoleta.
El punto es que nunca me habían pegado una patada en la cara. De hecho no tengo recuerdo de haber recibido alguna vez un golpe tan fuerte en el rostro. Pensaba que esa cosa de las estrellitas era algo que había inventado el Pato Lucas. Siempre he evitado todo lo relacionado a peleas y me carga la gente que con dos tragos encima se juran John Rambo y quieren matar a todos con algun pleito estúpido.

La cosa es que ahí estaba yo, apoyado en el árbol, un amigo en coma etílico en el suelo y el otro con el rostro pasmado viendo una escena que se alejaba bastante a lo que él espero como carrete de año nuevo. El hombre de los ojos raros se acerco nuevamente. Trató de decirme algo y me arrojó otro codazo, que por la ira y la adrenalina que tenía en mi cuerpo, ni siquiera sentí.
En ese momento se acercó un amigo del desorbitado con un pañuelo y lo colocó directo en mi nariz parando la sangre que caía al suelo como si estuviesen derramando una botella de rojo carmenere desde un metro setenta de altura.
Dolor?No no habia.
Impotencia?Tampoco.

Increíblemente comenzó a brotar algo de alegría en mi en ese momento. Recordé cuando me caí por primera vez en bicicleta. O cuando sentí la novedosa sensación del despecho. O cuando me esarté un cortacartón en el hueso del pulgar izquierdo.

Sentí que había aprendido algo. Había aprendido a sentir lo que era una criolla "pata' en l'hocico", sin derecho a pataleo (los amigos del desequlibrido podian llegar facilmente a la decena y nosotros eramos 3 ebrios de los cuales uno se enteró al dia siguiente de lo sucedido). Un aprendizaje. Un golpe directo en la cara el primer dia del año hace que comiences a ver las cosas desde otra perspectiva. Y si que agradezco esa zapatilla en mi nariz. Las cosas son, pasan y dejan su efecto dando vueltas quizas hasta el momento en que ya no las necesites. Yo en ese momento lo necesitaba.
A las 11 de la mañana de ese primero de Enero, cuando la hemorragia paró y sentía una gran roca dura de sangre en la fosa dereha; me acerque al "Colo Colo" y le dije "Gracias, nunca me habian pegado una patada en la cara". Recogí al bulto de mi amigo y nos fuimos los tres a comenzar un nuevo año.

"We are here - Mother - in your fear with you
We could be perfect in your world I know
But I will come"


Deftones - Nosebleed